Don José Martínez Gutiérrez
Por: Cristian David Cortés Cuevas
EL HOMBRE QUE GANÓ LA CARRERA EL DÍA DE LA BENDICIÓN DE LA SANTA CRUZ DEL CERRO DE LA BEATA.
De todas las historias que se han dado en Chaparaco, quizá sea esta la que más me gusta, y es que fíjense ustedes qué historia.
Primeramente haremos un recorrido muy superficial de la vida del Güero Martínez.
Nacido en 1922, carga en el morral casi 102 años al momento en que esto se publica, esperemos alarguen sus años la salud, y para orgullo y respeto nuestro, es el hombre más longevo de la comunidad de Chaparaco, (Dándole reconocimiento también al Papá Chulo, don José Rodríguez). Nace en la Ladera, pero fue criado en el Espíritu Santo.
Trabajó desde muy pequeño porque le mataron a su padre, en ese entonces la Hacienda de Santiaguillo, daba trabajo a todo mundo, y Don José, desde chicampiano, con una cuadrilla de hombres y niños repelaba el garbanzo de la hacienda, con el capataz cuidándolos y azotándolos con un chicote en las piernas si se retrasaban,.
Don José recuerda bien la época de los cristeros, jugando sobre el camino real de Santiaguillo veía pasar las partidas de alzados y a poco rato los regimientos del ejército.
Niños, les preguntaba algún sargento, ¿Qué no vieron pasar a los cristeros? Sí señor, contestaba el güerito Martínez, van para Allá.
Muchachos, ordenaba el sargento, VÁMONOS PA OTRO LAOOO.
Don José recuerda bien a aquellos hombres, aquellas leyendas. Veía pasar, escoltada por su asistente a doña Luisa Magaña, la hacendada de Acúmbaro que fuera en su momento un mujeron muy en contra del agrarismo, y montada a lo hombre, con dos gruesas trenzas, tocada de ancho sombrero y con tremendas polainas de cuero.
Don José la describe tal cual se le puede ver en el libro BOCETOS BIOGRÁFICOS, de Francisco García Urbizu, donde aparece su retrato.
Veía pasar también el carro del correo que se dirigía a Morelia y le gustaba pedirles serillos a los arrieros.
Don José Martínez llegó a Chaparaco alrededor de 1937, siendo un adolescente, venía en compañía de su madre Doña Guadalupe y de su tía Catarina, señor
as que eran hermanas de Doña Aurora Gutiérrez, la mujer de Don Ventura García. Fue este señor quien se los trajo a vivir a Chaparaco, pues cuidaba de sus cuñadas y de su sobrino.
Su crianza es de profunda raigambre católica, que hasta el día de hoy lo podemos ver todas las mañanas de Domingo, por la calle, con paso firme, dirigiéndose a la Parroquia de Fátima a escuchar la Misa.
Recuerda que recién llegado le dieron la tarea de acarrear enormes adobones de unas ruinas que estaban por donde hoy se encuentre el CHACUACO DE CHAPARACO, y los traía de allá a lomo de burro para con ellos construir la primera Escuelita Plan de Ayala que se encontraba allá frente al puente que brinca el canal de riego, sobre la calle Niños Héroes.
Don José dice que cuando ellos llegaron al nuevo rancho apenas estaban levantando el terraplén de la carretera Zamora Tangancícuaro, que hasta el día de hoy el carril de en medio es más alto que el de los costados, sobre todo se aprecia a la altura de la Central de Autobuses, hombre de otra época conoció a los hacendados de Chaparaco y a los ejidatarios fundadores de este rancho.
Durante doce años anduvo remontado en la Beata, cuidando Chivas de él y de su tío Ventura García, y se enseñó a conocer el cerro como la palma de su mano, sabe cuántas barrancas tiene la Beata y sus nombres exactos, por ejemplo LA BARRANCA DE LAS UVAS, LA DE LA GARZA, la cueva del Ermitaño le sirvió para guarecerse de la lluvia incontables veces y ayudó a un vale, en esta misma cueva, a desenterrar una relación de dinero.
Encontró también unos respiraderos que tiene la Beata, como agujeros por donde salen bocanadas de aire frío y al ponerle el
sombrero encima lo arroja muy alto el soplo de aire, de esto fue testigo Luis Morales, a quien don José llevó a conocer aquel sitio.
Es así como llegamos a aquel año de 1955, en el mes de marzo, cuando ya terminada la construcción de la cruz de la Beata se
bendijo.
Ese día, a más de las romerías, cohetes, festejos y celebraciones, se organizó una carrera hasta la cima del cerro y jugó Don José
Martínez. Los hechos fueron los siguientes.
Iban jugando 48 corredores, que se reunieron en la puerta de las Torrecillas, que hoy en día ya se robaron, entre ellos también jugó el Famo
so José de La Rinconada, EL ARDILLO, que en cien varas le había ganado a correr, ida y vuelta, a un caballo.
Agrupados en la puerta de las Torrecillas esperaban la señal, a cada uno le ataron el número en el brazo, y se les entregó una tarjeta color rosa que habrían de dar en la Cima al Padre Alfonso Sahagún de la Parra que estaba esperando al ganado. Los apostadores gritaban contentos y a un balazo al aire que diera el antiguo Cristero don José María Méndez de la planta se arrancaron los jugadores.
Don José Martínez, vestido de manta, calzaba sencillísimos huaraches de araña, y en la cintura una faja color rojo donde se había
guardado una botellita con alcohol que le diera su esposa para frotarse las piernas y la nuca.
Don José salió a la Cabeza y al ver que todos se iban por la vereda el agarró atajo y los adelantó, por ser un gran conocedor de la Beata, parado en una, volteó a ver su ventaja y parado en una roca les aventó un coyotito, como el dice,
AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU, y se siguió derecho, sin embargo, un compañero lo seguía de cerca y para deshacerse de él, Don José se metió
entre los zarzales y las jaras para perderlo.
Al pasar por el Chupadero (donde hoy se encuentra el altar a la virgen GUADALUPANA A MEDIO CERRO) Don Javier Ríos de Chaparaco, su paisano, le gritó
GÜERITO, AY PA
SO EL ARDILLO VOLANDO, VA PAL PASO COMPUESTO, LLEVESE LA YEGUA.
Pero el Güero Martínez que iba a necesitar ventaja, si daba tremendas zancadas que hasta la fecha las repite al narrar la historia.
Conseguido esto siguió adelante, paso firme, paso largo, si le faltaban las fuerzas se untaba alcohol en la nuca de la botellita que traía en la faja. Por el camino de subida, dice él, se topó al padre Alfonso Sahagún de la Parra que le dio una tablilla de chocolate y muchos ánimos.
En 50 minutos registra su victoria el Célebre Periódico LA CRUZ DE LA BEATA (que yo tengo en mi poder y que cuenta toda la historia, semana con semana de cómo se hizo la Cruz) Tremenda victoria hizo el güero Martínez, quedando ganador en aquella carrera memorable y siéndole otorgado como premio un crucifijo que conserva hasta la fecha.
Dice que rodeó el cerro, sin entrarle a la cumbre por el piloncillo y que al llegar lo abrazaron unos rancheros de verlo sin aire y tan colorado como un Jitomate, que le echaban aire que un apestoso sombrero que lo hizo volver en sí.
Qué risa cuando me contó esto.
Hasta la Fecha es un ejemplo de energía, vigor y buena voluntad, es un viejecito risueño, platicador, benefactor de su pueblo, muy comprometido a cooperar con dinero para cualquier proyecto que beneficie a Chaparaco.
Campesino y criador de vacas, hombre muy activo y sano. Trabajó en últimas fechas como velador del taller de Creaciones Ruvilen.
En 2020, por iniciativa del que esto escribe, fue nombrado PERSONAJE ILUSTRE DE CHAPARACO, por la Encargatura del Orden del Sr. Luis Villa.
Próximo a cumplir 102 años es uno de los mejores amigos que tiene la Amigosde LaBeataa, que gracias a sus
recuerdos que se remontan a más de 90
años en el pasado, este relato ha sido posible.
Margarita Martínez Beltran sube hermosas fotos de sus Padres.